Este 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer y motivada por ello quiero comentar sobre Circe, protagonista del libro escrito por la autora estadounidense Madeline Miller, ya que pienso que es un personaje que vive muchos temas que nos afectan a todas las mujeres.

Los amores de Circe nos permiten acompañarla por su proceso de madurez como mujer y ser humano. El amor juvenil por Glauco, el pescador y mortal, muestra su inmadurez y las ansias de ser querida. Siempre ha sido despreciada por su familia por ser distinta a ellos (tanto en aspecto físico como en alma), pero esa diferencia la llevará a convertirse en dueña de su destino. Sus encuentros con el dios Hermes muestran que se permite disfrutar libremente de su sexualidad. La noche compartida con Dédalo presenta esas conexiones especiales que aparecen en el momento equivocado de la vida. Cabe señalar que, a partir de los siguientes párrafos, hay spoliers detallados.
La maternidad escogida, de forma consciente, al embarazarse de Odiseo. Todos los sentimientos y dolores que Miller describe me impactaron. Ya que en mi opinión, Circe representa a todas esas madres que son capaces de entregar su vida o enfrentar al mundo entero por proteger a su hijos. Esos capítulos me sobrecogieron mucho, ya que la hechicera encuentra fuerzas cuando cree desgarrarse por dentro al parir, aprende a ser madre sin guía alguna y, sobre todo, entiende que debe dejar ir a su hijo Telégono al mundo, ya que no puede protegerlo eternamente.

La sororidad con Penélope. Estos capítulos en los que conviven dos mujeres inteligentes, que amaron al mismo hombre, nos muestran cómo dos personas tan distintas pueden cultivar una relación sana y respetuosa. Me encanta cuando Penélope decide volverse hechicera y Circe le da su venia e incluso le sugiere que la suplante en su isla.
El asumir las consecuencias de sus actos se representa en la culpa que siente Circe por haber convertido a la ninfa Escila en un monstruo que asesina a todos los navegantes que pasan cerca a su acantilado. La hechicera no puede comenzar su nueva vida hasta que logra convertirla en piedra y asegurarse que ya no causará más daño.
Finalmente, cuando Circe abandona sus privilegios como hija de un titán y abraza la mortalidad, se siente libre. En medio de la fragilidad de la vida tiene la fuerza para descubrir el amor junto a Telémaco, el mundo que la rodea y, sobre todo, la felicidad que tanto le ha costado alcanzar.