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Las hijas del capitán de María Dueñas – Reseña

Conocí la obra de María Dueñas gracias a “El tiempo entre costuras”. Me gusta mucho la forma en que escribe porque es muy cuidadosa con los detalles, pero a la vez no deja que la tensión de la trama caiga o se vuelva monótona.

La historia de “Las hijas del capitán” empieza cuando las hermanas Victoria, Mona y Luz se ven obligadas a emigrar de Málaga (España) a Nueva York, Estados Unidos. Ellas parten junto a Remedios, su madre, al encuentro de su padre Emilio Arenas. Pero la convivencia familiar tendrá más sinsabores que miel debido al terrible carácter de las jóvenes. A ello se sumará la pronta muerte de Emilio, lo cual sumirá a la familia en el trance de tratar de sobrevivir a las deudas y al dolor de estar lejos de su país natal.

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Portada del libro «Las hijas del capitán» de la escritora española María Dueñas. Foto: Sandra Ramírez Checnes.

En las noches en que devoré este libro fui testigo de las alegrías y tristezas de las hermanas Arenas. Sufrí con ellas cuando bajaron del barco, después de un mal viaje, y estaban en un país tan distinto y del que no conocían el idioma. Compartí sus amores y decepciones. Las contemplé mientras lloraban de rabia e impotencia ante las injusticias que no se cansaban de colarse en sus vidas. También fui testigo cuando tuvieron que tragarse sus frustraciones y desengaños teniendo como única compañera la pared de su humilde dormitorio. No les doy más detalles porque no quiero aguarles la lectura.

Cabe resaltar que esta novela tiene un trasfondo histórico y social, ya que nos permite acercarnos a la vida que tuvieron que empezar los españoles que se aventuraron a Nueva York, en los años 30 y 40, con el objetivo de ahorrar y construir un futuro para sus seres queridos. Todos con la esperanza de, algún día, regresar a la Madre Patria.

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Páginas interiores del libro «Las hijas del capitán», en las que se puede apreciar avisos publicitarios típicos de los años 30 y 40. Foto: Sandra Ramírez Checnes.

Es genial como Dueñas nos hace transitar por Cherry Street, el Harlem Hispano, la calle Catorce y Brooklyn. Yo realmente me sentía ahí. En este párrafo encontrarán varios  spoilers. Veía la lavandería en la que Luz conseguiría trabajo e imaginaba el alicaído local de El capitán. Escuché la música emerger del libro la noche en que Luciano Barona invitó a las hermanas al bar “El Chico”. Admiré a Sor Lito por no desamparar a las Arenas y convertirse en su abogada. Se me enterneció el corazón ante la incondicionalidad de Fidel, el hijo del dueño de la funeraria, que vivirá enamorado de Luz y que nunca será correspondido.

Esta reseña trata de abarcar los puntos más interesantes de un viaje de 620 páginas que les recomiendo a los que, como yo, disfrutan de la ficción histórica. Una narración clara y seductora a la vez. Cargada de emociones y de personajes que se dejarán extrañar al terminar el libro. Una historia que me atrapa cada vez que la vuelvo a leer.

El tiempo entre costuras de María Dueñas -Reseña

Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Pienso que esa frase describe el viaje de Sira Quiroga durante las páginas de “El tiempo entre costuras” de la española María Dueñas. La protagonista pasa de ser una ingenua modista, criada en un barrio de Madrid, a una espía al servicio de los ingleses durante el gobierno de Franco en España. Todo ello mientras sobrevive al abandono del supuesto amor de su vida y sigue cosiendo bellos trajes para sofisticadas mujeres extranjeras.   

Me quedo con este párrafo del libro, ya que me siento plenamente identificada con él: “Casi seis años después, mi seguridad era otra. La había ganado a fuerza de golpes, a base de trabajo, tropiezos y anhelos, pero había quedado adherida a mi piel como una cicatriz y nada podría ya librarme de ella. Por fuertes que fueran los vientos, por duros que fueran los tiempos venideros, sabía que tendría fortaleza para afrontarlos de cara y resistir”.  

Libro El tiempo entre costuras de María Dueñas
Esta es la portada del libro El tiempo entre costuras de María Dueñas. (Foto: Sandra Ramírez Checnes)